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UNA ESCAPADA A GIRONA, LA CIUDAD ATEMPORAL

Girona se ha puesto de moda gracias a una famosa -famosísima- serie de televisión en la que aparecen algunos de sus lugares más emblemáticos. Pero lo cierto es que el encanto de esta ciudad siempre ha sido un secreto a voces.

Te guste lo que te guste, siempre hay algo de Girona que te va a enganchar. Es una ciudad pequeña -poco más de 100.000 habitantes- pero bien comunicada y con todo lo que necesitas. Cuenta con edificios y barrios históricos que están entre los mejor conservados de Europa, y al mismo tiempo, puede presumir de instalaciones, como la estación del AVE, que parecen del futuro. Una localidad tranquila con una amplia oferta, donde siempre hay algo que hacer. Un lugar de contrastes en el que todo está perfectamente integrado, incluso el visitante.

Qué ver y hacer en Girona

Girona es un paraíso para los amantes de la arquitectura, tanto la civil como la religiosa. Caminar por sus calles es como ver un museo al aire libre con muestras de varios estilos arquitectónicos, incluido uno que prácticamente solo se puede disfrutar en esta ciudad: el Novecentismo, que tiene en Rafael Masó a su máximo exponente.

Atravesada por cuatro ríos, una de sus principales características son los puentes. La postal más típica de Girona es la imagen de sus coloridas casas en los márgenes del río Onyar. Las mejores fotos de esta preciosa estampa se pueden obtener desde los muchos y variados puentes que cruzan el río.

Decimos variados porque hay muchos tipos de puentes muy diferentes entre sí. El más famoso es el construido por el arquitecto Gustave Eiffel una década antes de realizar su famosa Torre en París. A este puente se le conoce como el puente (pont en catalán) Eiffel o como el pont de les Peixateries Vellesel. Son famosos también el puente de Isabel II o pont de pedra (piedra) y el d’en Gómez, que también se conoce popularmente como el puente de la princesa por ser muy delicado.

Ancla

Algo más alejado del centro, pero interesante para los amantes de este tipo de construcciones encontramos el pont de la barca. Este puente es Patrimonio Arquitectónico de Cataluña y está construido en una zona donde antiguamente las orillas del río Ter se conectaban con una barca, de ahí su nombre. Es un puente de hierro de principios del siglo XX situado en un área de la ciudad dedicada a los servicios, al otro lado de donde se encuentra el centro histórico. Aquí encontraremos una amplia oferta de restaurantes y locales de ocio para todos los gustos y bolsillos; cerca del puente tenemos un local de enracha, un salón recreativo, y a 15 minutos andando nos encontramos con el Celler Can Roca, nombrado en más de una ocasión como el mejor restaurante del mundo.

Otro de los puentes destacados de Girona es el de Sant Feliu, que da acceso a la basílica del mismo nombre. Antes de la construcción de la catedral de Girona, esta iglesia era el gran referente espiritual de la ciudad. Hoy en día sigue dominando gracias a su esbelto campanario de estilo gótico que puede verse prácticamente desde cualquier punto de la ciudad.

Fue la primera catedral de la ciudad, sustituida por la actual, que es una mezcla de románico y sobre todo gótico. Tiene la peculiaridad de que solo posee una planta central (no una cruz como suele ser habitual), que además es la nave gótica más ancha del mundo. Aunque sin duda si se reconoce a la Catedral de Santa María es por su imponente escalinata. El edificio está en lo alto de la ciudad, y esta fantástica escalinata de estilo barroco tiene 90 escalones, así que prepárate para la visita.

Esas escaleras se hicieron mundialmente famosas gracias al “paseo de la vergüenza” de Cersei en la serie Juego de Tronos, que eligió varios puntos de Girona para grabar varias escenas de la sexta temporada.

Si la catedral se convirtió en la ficción en el Castillo Real, en el monasterio de Sant Pere de Galligants se situó la biblioteca de Antigua. Además de estos imponentes edificios, los productores de la serie no pudieron resistirse al encanto que se encuentra en cada rincón del centro histórico de Girona.

Destaca especialmente El Call, el barrio judío de la ciudad que es uno de los mejor conservados de Europa. Y también, sin duda, otro de los lugares más icónicos de la ciudad es la romántica escalinata de Sant Domènech (la pujada de Sant Domènech) que lleva a la iglesia de Sant Martí Sacosta.

Además de historia medieval y de la televisión, Girona también nos ofrece estampas del periodo Modernista, en concreto del movimiento Novecentista.

Rafael Masó fue un arquitecto de principios del siglo XX cuya obra se concentra en la capital gerundense. Realizó un gran número de edificios gracias al mecenazgo de la clase burguesa de la ciudad. Una obra que se puede descubrir en una ruta guiada cada fin de semana.

Girona es una ciudad preciosa, con una amplia oferta cultural y gastronómica, que se encuentra muy cerca de Barcelona, así que es una escapada ideal. Una joya entre los Pirineos y la belleza de los pueblos de la Costa Brava, lo que la convierte en una visita obligada.

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